Labores de cestería con varas de olivo

Labores de cestería con varas de olivo

José Muñoz Fernández (Dpto. de Geografía e Historia)
El pasado viernes 18 de febrero visitó nuestro centro, el IES Suárez de Figueroa, Vicente González, y nos hizo una demostración práctica vinculada a las labores de cestería con varetas de olivo. Este trabajo, puramente artesanal, ha pervivido en nuestro contexto hasta que el campo y la agricultura se mecanizaron y las nuevas técnicas y los nuevos materiales se introdujeron en el sector; los recipientes de plástico y de otros componentes sintéticos arrinconaron hasta llevar al borde de la extención esta ancestral faena.

Con las varetas de olivo, cortadas de la planta en el momento oportuno y adecuadamente tratadas para que conserven resistencia y flexibilidad, Vicente, ha ido disponiendo con minuciosa precisión cada una de las varas hasta elaborar una cesta. Ciertamente esta labor viene a poner en valor aspectos tan de actualidad como aquellos que resultan inherentes a la economía circular, al reciclaje y al respeto medioambiental; pues estas varas totalmente improductivas, cortadas con el hacha de la base del tronco y de las ramas superiores del árbol, una vez el ganado ovino y caprino consumía sus hojas y se retiraban cuidadosamente del vuelo del olivo, servían para esto, para elaborar utensilios íntimamente relacionados con las faenas del campo y con ciertas tareas del hogar: aguaderas para acarrear cántaros de agua a lomos de caballería desde el pilar, para acarrear higos, uvas, hortalizas y fruta perecedera desde el lugar de producción hasta casa o el mercado, cestas para recoger los huevos en el gallinero, cestos para recoger la ropa, para almacenar frutos secos, como nueces y almendras, y así un largo etcétera.

Con esta actividad hemos entendido, además, el estrecho vínculo que nuestros antepasados tenían con la naturaleza y cómo sacaban provecho de los recursos que esta les ofrecía. Este trabajo, puramente artesanal, vinculado a generaciones pasadas, hoy tiende a caer en el olvido y a extinguirse; es nuestra obligación valorarlo, conservarlo y transmitirlo como seña de identidad y como ejemplo del vínculo que, en nuestra tierra, el hombre ha mantenido con los recursos que la propia naturaleza y el campo les ofrecían en su más amplio sentido. ¡¡ GRACIAS, VICENTE!!

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